BUENOS AIRES.- River regresó ayer al país con el sueño de clasificarse a la final de la Copa Libertadores convertido en una feliz realidad, cuando meses atrás parecía una meta imposible de cumplir. “Estamos en instancias decisivas y en una situación de privilegio porque luego de haber ganado hace poco la Copa Sudamericana continuamos siendo competitivos y no era fácil”, celebró Marcelo Gallardo, que llevó a su equipo a disputar el título continental por primera vez en 19 años.
El “millonario” comenzó el año con un nivel desparejo luego del gran cierre de la temporada 2014 con la Copa Sudamericana y la Recopa. Clasificó en el último instante a la fase eliminatoria de la Libertadores como el peor segundo y con el desafío de vencer en la primera etapa a Boca, el mejor de la fase de grupos. Venció a Boca 1-0 en la ida de los octavos y el escándalo con el gas pimienta que lanzaron hinchas “xeneizes” a los jugadores de River selló la eliminación del archirrival. A partir de ahí, el equipo de Gallardo mostró una garra que no logró desplegar en el torneo local para ir avanzando paso a paso hasta la final.
En un “mineirazo” derrotó por primera vez a Cruzeiro en su estadio de Belo Horizonte para clasificarse a las semifinales y debió esperar el receso por la Copa América para enfrentar el desafío de buscar la final ante un aguerrido Guaraní de Paraguay, con algunos cambios en el equipo y la salida del colombiano Teófilo Gutiérrez.
Gallardo confió en su olfato y convirtió en titular a Lucas Alario, jugador clave en ambos partidos de las semifinales en Buenos Aires. Con el cupo para extranjeros liberado por Gutiérrez, trajo del fútbol turco al uruguayo Tabaré Viudez, quien destrozó los prejuicios ya en su primera aparición el martes con una asistencia a Alario que le dio el empate que firmó la clasificación a la final, donde enfrentará a Tigres. El miércoles se medirán en México y una semana después en el Monumental.
El “Muñeco” afrontará su segunda final de la Libertadores 19 años después de conquistar el título como jugador en 1996 con aquel River de Enzo Francescoli y Hernán Crespo que venció a América de Cali. Esta vez, le tocará estar en el banco como entrenador.
Levantar por tercera vez la Copa Libertadores, luego de las ganadas en 1986 y 1996, es la gran meta del club de Núñez, mientras no cede su ambición por el torneo local. “Este es un equipo que sabe manejar los momentos. Muestra solidez, personalidad y siempre quiere ganar, más allá si juega mejor o peor no cambia la insistencia. Igual a veces nos gustaría jugar mejor”, aseguró Gallardo.
River no siempre convence con su juego, pero como señalan analistas deportivos, desplegó su “autoridad copera. “Este equipo va a quedar en la memoria de la gente de River. Sin grandes figuras, con un corazón enorme, consiguieron algo de mucho valor luego de muchos momentos donde se sufrió y la pasamos mal”, reconoció Gallardo. (DPA)